lunes, 28 de enero de 2013

Con el agua

La consulta fue continuada. La duda necesita ser despejada. Si llovizna es agradable andar. Pero con el viento, la lluvia se hace pesada, incomoda. Desluce el recorrido. Interrumpe el diálogo. No posibilita los comentarios. El tiempo nos dejó. Somos unas 40 personas deseosas de descubrir y discurrir con el agua. El primer encuentro con el Arroyo de la Maleza nos impresiona, aguas ligeras, escurridizas, prontas, deslizantes. No podremos cruzar el arroyo.
Los vestigios del antiguo molino, el primero, en Torre García nos acerca al mundo de defensa comunicación del siglo XIII. Desde aquí conectamos con Martos y con la torre Fuencubierta, abajo de Torredonjimeno.
De nuevo el arroyo, más crecido. El segundo molino, sus vestigios, en la Pontezuela. Y aquí nos acercamos a la presa romana. Fortaleza perenne que permite el paso del agua por sus dos ojos. El tercero, ahora obtruido alimentaba un antiguo molino. El tercer molino lo encontramos trasnformado en vivienda. Su actual propietario ha aprovechado la fortaleza de sus muros para colmatar una vivienda. El antiguo cubo ha quedado repleto de escombro.
La parada para el desayuno nos impresiona con la profundidad de la cantera y las dimensiones de la misma. Un grupo de cabras monteses, jóvenes, nos distraen desde el pasadizo a media altura. Desayuno con deleite. Nos adentramos en el agua hecha barro, suspendida en el olivar. Vamos prevenidos y preparados.
La cascada se hace centro. Punto de disfrute. Necesitamos bordear nuestro camino para llegar a la meta. El descenso por el margen izquierdo nos aproxima a una imagen diferente del Molino del Cubo. Magestuoso, firme, doliendose del paso del tiempo, arropado por una abundate vegetación lateral, resistiendo con sus cartela informativa, atento a nuestra observación. Nos acoge, nos recuerda sus partes, su vida, sus leyendas. Misterio del tiempo. Permanencia de construcciones bien hechas. Alianza del agua con la civilización, con el saber hacer, con el saber responder a las necesidades de harina.
Nuestra meta fue conseguida. Nuestra ruta fue todo un deleite.