martes, 30 de octubre de 2012

LA TIZA

La lluvia se iba haciendo fina. En algún momento arreciaba. En otros nos dejaba andar sin paraguas. Fue un juego intermitente. Mientras, la conversación fluía entre todos. No eramos pocos. La mitad, mas o menos, de las personas apuntadas. Unos 20. Y con la conversación enlazando cada paso, poco a poco, llegamos a la altura de a cantera de la tiza. Nuestra meta.
Oidos atentos se empapan de la historia del tren del aceite, la Comapañía de Ferrocarriles Andaluces, con el Conde Loring, a la cabeza, nos traza un camino de hierro. Camino novedoso que transitado por veloces máquinas de carbón arrastran nuestro aceite y nuestra cerámica allende otros territorios. Las rodadas, los silbidos, la población junto a los cruces, las higueras incipientes, la propia organización se preparó para echar a funcionar el día 1 de enero de 1893. Nuevos tiempos, nuevas oportunidades, nuevas comunicaciones.
Atentos nos empapamos con la lluvia suave que nos abre los oidos para remontarnos al oceano Thetis, y con él a las diatomeas. Algas unicelulares con un caparazón bivalvo, de tipo silíceo. Y con la tiza depositada en el fondo marino se introduce el trabajo cantero de Luis, el de la tiza, nacido en el año 1926. Ahora en Madrid.
A la vuelta la lluvia nos espera para arreciar con fuerza.Mientras, contentos, nos refugiamos en el Centro y gozosos empezamos nuestro decanso. 30.10.12